En el artículo del Boletín anterior, decíamos que es necesaria la conciencia y el compromiso. Si hemos comenzado a tomar conciencia del mal que hacemos, entonces hay que permitirnos ahondar en ello.

Observarnos, observar nuestro entorno, ¿qué necesito seguir profundizando o transformando de mí mismo?

Una gran tentación es seguir esperando a que el otro cambie. Que las personas a mi alrededor mejoren… la conciencia exige el compromiso de perseverar hasta lograrlo. Intentar no es suficiente, hay que lograr realizarlo.

Cuando abres tu conciencia, algo cambia. Y el camino de transformarte inicia, observando la manera en que tú eres protagonista del cambio en la historia del mundo que te rodea.

Pasas de estar en los pretextos, justificaciones y dificultades, a encontrar caminos, razones y hasta sin razones de experimentar nuevas maneras de comportarte y observar cómo esto genera un efecto a tu alrededor.

Quizá no sabías, no conocías, pero ahora deseas saber, entender, experimentar. La fortuna de generar conciencia, es que el mundo interior se abre para incorporar nuevos saberes que enriquecen la vida, aún si con ello hay que deshacerse de comportamientos y creencias arraigadas.

Como cuando tiras una roca al agua, ésta se hunde, pero el efecto es expansivo, así, nuestras acciones siempre generan este efecto expansivo en los lugares en donde nos movemos y relacionamos. Al tener conciencia lo aprecias con más claridad… para bien o para mal, tanto si es positivo como si no lo es; notas más fácilmente el efecto que estás generando en tu entorno. Y así pasas a tener el poder de hacer lo que te corresponde y disfrutar de lo que estás creando.

Compromiso es entonces, según el diccionario, una obligación contraída, una palabra dada.  También, es una situación difícil, incomoda, embarazosa o delicada. De tal manera que al tener conciencia se contrae una obligación que no pocas veces será compleja, pero que aun así, vale la pena.

¿Qué tipo de efecto generan tus acciones expansivas? ¿Desencadenan momentos de respeto?

Por: Lic. Carolina Téllez Estrada

Especialista en Protección de Menores

Artículo publicado en: Diócesis de San Juan de los Lagos, Boletín de Pastoral 497, noviembre de 2021, p. 19.