Cuando se presenta una situación de abuso sexual, es importante comprender que además de ser una acción dañina, reprochable o moralmente reprobable que afecta la integridad de quién la vive, se trata de un delito que se castiga por las leyes penales de nuestro País.

No se trata de un error de juicio, ni se trata de una ofensa solamente… Pongamos los puntos en claro.

¿Qué es un delito? Delito es toda acción u omisión que castigan las leyes penales.

Y para ello, hay una descripción en nuestro Código Penal para el Estado de Jalisco. Dependiendo de la conducta realizada puede ser: abuso sexual, corrupción de menores, acoso o violación.

¿Por qué es importante tenerlo claro? Porque en muchos casos, la familia, al no haber una violación (que incluye la penetración), tienen la idea de que esa conducta no afectará, y que es mejor callar, intentar olvidar, o fingir que nada ha pasado, pensando que esto es lo mejor para nuestro niño, niña o adolescente.

Que se trata de algo menor, y que no hay ninguna razón para actuar más allá de “alejar” (y en ocasiones ni eso) al agresor de la víctima…. Comento que en ocasiones ni eso, porque muchas veces, con motivo de las reuniones y festividades, se permite que el agresor y la víctima convivan creyendo que “manteniéndolos vigilados” no pasará nada, pero sí que pasa, pues hay un gran daño emocional en ello.

Piensa por un momento: si te asaltaran, ¿te gustaría encontrarte con tu asaltante en navidad sentado a la mesa, mientras todos disfrutan? ¿crees que podrías pasarla bien, aunque en ese momento no vuelva a sacar la pistola y llevarse nada tuyo?… no lo creo.

En algunas ocasiones incluso cuando se trata de violación, la familia impone un silencio a la víctima creyendo que esto hará que la situación se olvide, generando un daño todavía mayor que se suma al trauma del abuso.

Sin embargo, y a pesar de la desconfianza que podemos tener frente a nuestras autoridades, la realidad es que la denuncia puede llegar a ser parte del proceso de recuperación. La reprobación de la sociedad a través de la denuncia y la atención, seguimiento, y en su caso, sentencia de  una acción tan dañina le permite a la víctima tomar consciencia de que no ha sido su culpa, reconocer que tenía derecho al cuidado y al respeto que se rompió con las conductas acontecidas y que no es algo de lo que haya sido responsable, sino que el único responsable ha sido quién cometió el delito.

Dicho en otras palabras, la denuncia penal de estas acciones contribuye a liberar de las dudas internas que el agresor normalmente genera en la víctima. Las dudas de si debió haber desconfiado, intentado huir en una situación donde se encontraba atrapado por el tipo de relación, por los mecanismos de engaño utilizado, o por las amenazas realizadas de manera clara o encubierta. Dudas si habría sido realmente su culpa al no haber detenido este tipo de conductas, aun cuando no se encontraba en posibilidades reales de rechazarlas.

A la larga, la inacción de la familia, se enquista como una ofensa, o un dolor profundo que sin que necesariamente sea así, se interpreta como indiferencia, minimización de los hechos y soledad en un trauma tan complejo.

Por ello, saber que es un delito y pasar por el proceso jurídico penal, sin que sea una tarea fácil para nadie, es un camino de recuperación, de credibilidad y de la decidida reprobación tanto de la familia como social de que lo sucedido no debió de haber pasado. Borra las ambigüedades de parte de los padres y envían el mensaje de que el apoyo está con su hijo o hija e indudablemente en contra de las acciones del agresor sin que se cuestione el actuar del niño, niña o adolescente frente a lo sucedido.

En un País donde la cultura de la denuncia está tan deteriorada, te invitamos a reflexionar sobre esto y a tener el valor de tomar las acciones correspondientes, ya que, de alguna manera, aunque hemos avanzado en los derechos de nuestros niños, niñas y adolescentes, de poco sirve si como sociedad nos negamos a tomar las acciones pertinentes que nos ayuden a ejercer estos derechos.

Por:
Carolina Téllez Estrada
Especialista en Protección de Menores