El abuso sexual contra menores, cometido por cualquier persona, pero sobre todo cometido por un clérigo o religioso (a) es un crimen, una experiencia fuerte, confrontante, dolorosa, desestabilizante y desagradable para quien lo sufre en primera persona, pero también para quienes le rodean.

Con el objetivo de sensibilizar más ante esta realidad del abuso sexual contra los menores, que en muchas ocasiones es silenciada y negada, queremos compartirte algunas realidades y conceptos básicos:

¿Qué es el abuso sexual?

Es cualquier conducta sexual mantenida entre dos personas entre las que existe una situación de desigualdad -ya sea por razón de edad o de poder- y en la que una de las personas es utilizada para la estimulación sexual de la otra. Lo que define el abuso es la asimetría entre los implicados y la presencia de coacción explícita o implícita.

¿Dónde se puede dar el abuso sexual?

En la familia (incesto), en la migración, en las instituciones (escuelas, iglesias, unidades deportivas), y en Internet.

¿Qué es el ciber sexo?

Es un negocio que cada segundo gana 3,000 dólares. Además, un tercio de las páginas en internet son de contenido pornográfico. En el contexto de los abusos a menores existe el grooming, que consiste en establecer una relación con una niña, niño o adolescente, para lograr un contacto sexual en línea. En el ciber espacio se dan también el sexting, sextorsión y abuso sexual en línea por medio de la web cam.

¿Cuáles son las consecuencias del abuso sexual?

Daña lo más profundo del ser de la persona humana, de su identidad, su “yo”. A) a nivel corporal: la persona somatiza mucho; B) a nivel psicosocial: la persona tiene problemas con la autoridad y se siente usada, experimenta rabia, culpa, tristeza, desamparo, abandono y deseo de morir; C) a nivel psico-espiritual: la persona se siente abandonada de Dios y culpa a Dios de ello.

¿Cuáles son las causas estructurales de la vulnerabilidad?

a) La cultura del silencio; b) el aislamiento; c) la falta de transparencia; d) no hay trabajo en equipo, se da un poder incontrolado y estructura autoritaria; e) la falta de una gestión atenta en los recursos humanos; f) el código de conducta vago por la falta de reglas que regulen la cercanía o la distancia; g) la ausencia de un plan de intervención (saber qué hacer cuando un caso suceda).

¿Cómo detectar que alguien ha sido abusado sexualmente?

Se dan cambios de conducta repentinos y se pueden notar los signos:

  1. Psicosociales: hay un sentido de incapacidad, de impotencia, de no poder afrontar nada, pérdida de confianza, silencio, un fuerte sentimiento de culpa, gran vergüenza, deseo de desaparecer, deseo de morir.
  2. Físicos: enfermedades de transmisión sexual, infecciones urinarias, daños y dolores en las zonas genital y anal, desórdenes fisiológicos que dan dolor.
  3. Psicológicos: stress, depresión, desórdenes en la ansiedad, desórdenes sexuales, desórdenes en la comida, abuso de sustancias o de alcohol, deseo de suicidio.
  4. De comportamiento: falta de interés en amigos, miedo y reacciones desproporcionados, patrones regresivos de comunicación, escaparse de casa, falta de confianza en los demás, falta de higiene personal o exceso en ello, dificultades para dormir, dibujos sexuales inapropiados, dificultad para comer.

¿Cuáles son algunos signos para detectar a un posible abusador?

No tiene relaciones con sus iguales y tiene pocos amigos adultos

Tiene comportamientos infantiles e intereses de niños

Pasa excesivo tiempo con niños

Tiene una historia personal de abuso o de comportamiento sexual desviado

En ocasiones puede mostrarse pasivo y sin asertividad

Realiza vacaciones y viajes con niños y niñas

Los niños andan en sus espacios personales

Busca contacto corporal (juega a las luchas, le meten la mano a los bolsillos, les hace cosquillas, les da nalgaditas…)

Generalmente es muy carismático, es el rey de los niños como el “Flautista de Hamelín”.

¿Qué relación existe entre abuso sexual y cultura?

Para la cultura latina, el tocar es importante, y en ocasiones no se guardan los límites adecuados. Además, en general se observa una identidad masculina frágil (machista) y una identidad femenina inmadura donde la mujer es concebida como objeto de placer y de adorno. En nuestros contextos, el abuso de poder y el abuso sexual se calla y se disimula, favoreciendo así el machismo y el clericalismo. Aunado a esto, una cultura de mediocridad, donde son pocos los malos, pero también pocos los buenos y muchos los mediocres: “La mediocridad es el caldo de cultivo de los abusos” (A. Cencini).

Nos despedimos recordando que es necesario abrir los ojos para ver los signos que se presentan, actuar y no ser indiferentes, porque tristemente “la indiferencia es aceptación” y “lo que se tolera se permite”. En futuros artículos trataremos de profundizar un poco más en algunos de estos conceptos básicos.

Bibliografía:

Cfr. Pontificia Universidad Gregoriana, Centro para la Protección de los Menores, Programa de aprendizaje en línea para la prevención del abuso sexual de menores, julio de 2019.

Artículo publicado en: Diócesis de San Juan de los Lagos, Boletín de Pastoral 488, febrero de 2021, pp. 22-23.